La virtud de ser terco, muy terco...
Cristiano Ronaldo reconoce que su mayor defecto es el de ser terco, muy terco. Interpretado en sentido positivo ese defecto es una enorme virtud. Significa que cuando tiene un objetivo en la mente no descansa hasta conseguirlo y que, en cualquier circunstancia, por muy adversa que sea, hace valer su coraje, su determinación y nunca se da por vencido. De esta forma de ser, seguramente heredada de su difícil niñez, se beneficia el equipo en el que juega. Como gran profesional que es, al trabajo diario en el campo y en solitario en el gimnasio, añade la preparación psicológica para cada partido.
Eso le permite imaginar todas las circunstancias que se puedan producir durante los 90 minutos para después, valiéndose de su enorme capacidad resolutiva, aplicar su receta personal más adecuada. En Cristiano nada es casualidad, lo tiene todo pensado, sabe leer e interpretar las circunstancias que se están produciendo en el campo. No es sólo rapidez, fuerza física y potencia. Con los años es cada vez más completo y solidario con el equipo. Solidaridad que practica fuera del fútbol, de forma discreta y de la que pocos se enteran. El Cristiano rico y guapo también es amigo de los que más necesitan de su ayuda.