Ayer por la tarde, Iker Casillas por fin fue intervenido quirúrgicamente de su fractura de la base del primer metacarpiano de la mano izquierda, por uno de los mejores cirujanos de mano del país, el doctor Del Cerro. Estoy convencido de que la elección del cirujano ha sido un completo acierto. La fractura ha quedado totalmente reducida y fijada lo suficiente como para comenzar en poco tiempo la rehabilitación. La intervención ha consistido en reducir los fragmentos que estaban rotos del primer metacarpiano y se ha sintetizado con dos tornillos entre los dos fragmentos.

Esta es una lesión benigna para la gente normal e incluso para los deportistas en general. En cambio, para un portero de fútbol se trata de una dolencia complicada, dada la complejidad de la articulación trapezometacarpiana, donde los microtraumatismos de repetición van a alterar de forma significativa la biomecánica de la articulación, siendo relativamente frecuente la aparición de una rizartrosis en un futuro no muy lejano. De ahí la importancia de operar con prontitud la fractura y de igual manera iniciar el tratamiento de rehabilitación precozmente, con el objetivo fundamental de no perder nada de movilidad en esta articulación compleja.

Una vez intervenido quirúrgicamente, esperemos que en menos de una semana el jugador esté entrenándose para no perder su forma física ni sus magníficos reflejos, tanto en el gimnasio como sobre el césped.

Otro cosa diferente es cuando va a comenzar a entrenarse con balón con la mano lesionada. Y esto es difícil saberlo ya que hay que esperar a ver la evolución y, sobre todo, las propias sensaciones del jugador. Pero como ya dijimos ayer, de ocho a doce semanas en el mejor de los casos.