El inverso camino de Dani y Sami
Parejo no recuerda quién le dio el pisotón que le obligó a pasar ayer por el quirófano. Hacía mucho tiempo que necesitaba sentirse importante en el Valencia y Valverde lo había conseguido en muy poco tiempo. "Tengo plena confianza en ti porque te conozco perfectamente", le dijo tras el primer apretón de manos. El nuevo técnico valencianista convirtió las palabras en hechos. Le dio mando en plaza, lo corroboró en el Bernabéu, le dejó los noventa minutos sobre el terreno de juego, algo inaudito para un eterno sustituido y le hizo sentirse el jugador que una vez enamoró a Alfredo Di Stéfano. El infortunio ha vuelto a cruzarse en su camino, en el momento soñado para exhibir su clase, con dos partidos frente al Madrid y uno contra el Barça que asoman en el horizonte.
En el Santiago Bernabéu siempre fueron sospechosos aquellos jugadores más dotados para el corte que para la confección. Pero otro Khedira existe y ahora asoma el centrocampista que deslumbra con su selección, el que se suelta, el que llega de segunda línea con la misma facilidad que apaga los incendios en cualquier lugar de la defensa. Tiene más toque del que parece, lleva cuatro pases de gol y empieza a dejar su impronta. Özil, su compañero de fatigas, comidas y cenas, se siente mucho más seguro a su lado. La Décima también pasa por el trabajo silencioso. Dos futbolistas sin portadas recorriendo caminos inversos. Dani y Sami. Una faena para el mejor fichaje de Valverde y una garantía para el recuperador recuperado de José Mourinho.