Florentino y la defección de Mourinho

Florentino y la defección de Mourinho

Aún no había comenzado el Barça-Atlético, o estaba empezando, cuando Mourinho compareció atropelladamente ante la prensa. Una descortesía frente al entrenador del equipo visitante. Se entiende que el de fuera comparece antes: porque sí, porque tiene un viaje de regreso pendiente, por deberes naturales de cortesía. Pero esta vez no fue así y compareció por delante Mourinho en un estéril intento de ser el primero en anunciar que el Madrid no va a ganar esta Liga. Semejante revelación no sacudió los ánimos. Los aficionados de uno y otro signo ya lo sabían. El Madrid está fuera de carrera.

El mérito de Mourinho, bastante menor, fue decirlo antes de que el Barça ganara al Atlético. Y digo lo de bastante menor porque todos lo suponíamos, los apostantes también. Frente a eso está su demérito: y su demérito es que el Madrid le contrató para contrarrestar el poder del Barça, y que en esa causa el Madrid ha llegado a pagar hasta dos veces la cantidad de treinta millones de euros por jugadores que, al fin y al cabo, no han pasado de ser suplentes de buena vitola, y hablo de Coentrao y de Modric. No sé de entrenador que goce de reemplazos tan claros. Ni de titulares tan coruscantes, dicho sea de paso.

Con todo y eso, Mourinho dijo tras el empate ante el Espanyol que la Liga está casi imposible para el Madrid. Y dijo tal cosa, constatémoslo, antes incluso de que el Barça le ganara al Atlético y se disparara definitivamente en la tabla. El Camp Nou bailoteó sobre el rescoldo de su rendición: "¡Mourinho te queremos, Mourinho quédate!" Después de eso, Florentino trató ayer de reedificar la tan predicada resistencia del Madrid a la rendición. El Madrid no se rinde, vino a decir. Yo siempre pensé eso, pero ya no estoy seguro. No sé si el Madrid se ha rendido a Mourinho o Mourinho al Barça... o todo junto.