El desgaste y la espada de Mourinho
El Madrid de Mourinho pierde más que nunca. Pesan como una losa los once puntos de distancia con el Barça, que no se recortan, y las tremendas dudas futbolísticas del equipo fuera de casa. Mou es y será un técnico muy exigente, pero apretar tanto genera un desgaste, que se ha propagado por todas las instancias del club, por mucho que lo quieran maquillar públicamente. De puertas para adentro del vestuario, el técnico puede disculpar una derrota, pero no perdona lo que él entiende como falta de compromiso. Los reiterativos mensajes, señalando a jugadores tras las derrotas, cada vez producen menos efecto. Seguramente, porque los pesos pesados, con muchas batallas a sus espaldas, perciben que la fecha de caducidad del técnico en el club está marcada para junio. Ni tan siquiera Cristiano Ronaldo secunda ya en todo a su compatriota.
La identidad se diluye poco a poco y las derrotas, en fútbol, desnudan los problemas. La Décima, a estas alturas, se antoja como el único elemento de motivación común. Mou, que también las ha visto de todos los colores, debería pensar que su plantilla es como la espada de Scaramouche: "Si la asís demasiado floja, se escapará volando; si la asís demasiado fuerte, la estranguláis".