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El camaleón Mourinho y el fútbol sin balón...

El técnico del Real Madrid es un camaleón y quiere que sus jugadores lo sean. Sabe detectar el color de los partidos y es capaz, con los cambios, de mutar a su equipo en el dibujo y en la actitud, al enviar mensajes inequívocos de que aquí sólo vale ganar. No siempre le ha salido bien, pero no se le puede negar el atrevimiento cuando los partidos se ponen feos. Lo que sí es seguro es que la supuesta improvisación está perfectamente planificada. Mourinho siempre tiene plan B e incluso plan C. Se puede cuestionar la estética de ver a Callejón en alguno de los dos laterales o de observar a Xabi Alonso como central, pero entre las muchas virtudes que tiene Mourinho como técnico está la de saber adaptarse a las circunstancias. En la feroz carrera con el Barcelona por la Liga, el empate es sinónimo de derrota y no valen medias tintas.

Es un consumado experto en cerrar partidos, cuando el resultado es a favor, y empieza a graduarse en el arte de contribuir a las remontadas. Otra cosa son los mensajes. Mientras todos estamos deseando que Özil toque el balón, Karanka, o sea la voz de Mou, se encarga de destacar públicamente su trabajo sin él. Darle la vuelta al marcador está en el ADN blanco, pero pese a las nueve remontadas, al portugués no se le va a quitar fácil el cabreo de los goles encajados, especialmente a balón parado. Mou lo tiene claro. Si toda la plantilla del Valladolid cobra menos que Kaká, por poner un ejemplo gráfico, lo normal es que no haya que recurrir al ADN ni a la magia para sacar los tres puntos de Zorrilla.