Solución: blanquea tu espíritu

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Desde la exigencia fanática que siempre se autoimpuso en su inigualable carrera en los banquillos, puedo aceptar que Mourinho diga que ello le impide ser feliz. Pero va siendo hora de pedirle al míster un talante más jovial y más alegre. En su gremio, todos (¡hasta Guardiola!) matarían por entrenar al Madrid. El único equipo que te permite pasar a la posteridad. Mou debería ir cada día a Valdebebas orgulloso de ser The Special One, apelativo que no se debe a su espectacular currículo, sino al hecho de que entrena al mejor equipo de la historia del fútbol. Mou no es amigo de hablar de la Décima (él dice que quiere "la Tercera"), de la afición del Bernabéu (él elogia a menudo a la del Inter) o del lujo de tener, por ejemplo, a Casillas ("el portero", según su argot). Quiero decir que cuesta Dios y ayuda sacarle alguna bravata tipo como la de Cristiano en su presentación: "Un, dos, tres, ¡Hala Madrid!".
Recuerdo que a Figo le pasó factura en la grada afrontar así esta pregunta: "¿Se siente ya madridista?". Respuesta tan firme como fría: "Soy portugués...". Me temo que si a Mourinho le preguntaran hoy lo mismo, respondería en la misma línea. Y es una pena, porque nunca conocí un entrenador más implicado en su faceta profesional y más enchufado en todos los aspectos que atañen a su equipo. Mou vive por y para el fútbol y eso justifica su caché. Pero el madridista le haría la ola si, además, blanqueara su corazón hasta el extremo de considerar sus éxitos en Oporto, Chelsea e Inter como simples escalas técnicas antes de llegar al Madrid, el Gran Dorado del fútbol mundial. Yo estoy con Mou en que el club necesita un hombre tipo Hierro para hacerse fuertes en Europa. Pero él necesita un profesor de cultura madridista...



