Sólo queda confiar en la fortuna

Sólo queda confiar en la fortuna

Salvo que lo visto ayer en el estreno del circuito de Austin (espectacular en su primer sector, dicho sea de paso, aunque muy al estilo Tilke en el resto) fuera un espejismo, me temo que mi teoría de la fortuna se reconfirma como la única aceptable para seguir creyendo que el título de Alonso es aún posible. Me refiero a que la suerte le sea propicia al asturiano o, mejor dicho, le resulte esquiva a Vettel. A su temible rival alemán le bastaron unas pocas vueltas para dejar a un abismo de siete décimas al único hombre que puede inquietarle. Tremenda superioridad, tremenda exhibición...

Así que debemos enconmendarnos al destino y esperar uno de sus golpes de efecto antes de aceptar una derrota que parece acercarse a la velocidad de la luz. Yo me niego a ello y cada vez que veo a los mecánicos de Red Bull manipulando ese coche volador me ilusiono pensando que Newey haya llevado tan al límite su magia que pueda haber cometido un error de cálculo que le juegue una mala pasada. Y esa curva ciega al final de la recta es mi otra esperanza para mañana, un punto tan delicado como para cambiar el devenir de los acontecimientos. Sí, sé que es triste pensar así... pero es ya de lo poco que nos queda.