Cristiano no tiene quien le defienda
Brutal agresión. Ha sido la imagen más repetida en las televisiones. La brutal acción de David Navarro ha dado la vuelta al mundo. Era impactante ver cómo Cristiano intentaba con la mano parar la sangre que salía a borbotones de su ceja. Todos los medios de comunicación hemos denunciado al violento, pero Competición se ha lavado las manos una vez más y su dejadez ya empieza a ser preocupante. La Federación tiene la obligación de proteger el espectáculo y no sólo de hacer caja en partidos como el de Panamá. Cristiano ha sido la víctima de una agresión. Esa es la única realidad. Pero nadie ha salido en su defensa. Nadie ha puesto el grito en el cielo por lo ocurrido.
La tristeza del portugués. La prensa madrileña ha apostado por Morata en sus portadas, comprensible, pero se ha olvidado de Cristiano. Ha dejado en un segundo plano a la estrella merengue. Su propio club, el Real Madrid, no ha sabido defenderle. ¿Entendéis ahora la tristeza de Cristiano? ¿Entendéis las ganas que tiene a veces de dar un portazo y marcharse? La intervención de Pardeza en Canal+ el día del partido de marras dio vergüenza ajena. No supo qué decir. No denunció a Navarro ni pidió mayor protección para su futbolista. ¿Es él el portavoz del club? ¿Es Butragueño mejor? Y no nos confundamos, que tampoco se eche de menos a Valdano que no era el ejemplo a seguir... El Madrid no sabe defender a sus estrellas y los medios de comunicación de la capital se olvidan con mucha frecuencia de velar por aquellos que llenan estadios, levantan al público de sus asientos, dan audiencia en televisión y venden periódicos.
Messi y el Barcelona. ¿Se imaginan si eso hubiese ocurrido con Messi? La que se liaría... y con razón. Los medios culés habrían recordado todas las entradas violentas sufridas por el argentino y los directivos del Barça habrían corrido a la prensa a pedir protección para su estrella. A eso se le llama estrategia de comunicación, una estrategia que puso en marcha Guardiola. Los que están, que tampoco son unos lumbreras, se limitan a seguir la línea que marcó Pep. Hay que proteger a Messi, a Cristiano, a Falcao...
Se partió la cara. El comportamiento de Cristiano en el Ciutat de Valencia fue ejemplar. Se olvidó de esos gestos que le perjudican y dio una lección de profesionalidad. Siguió trabajando sin alterarse y, con una ceja partida y visión en un solo ojo, hasta consiguió marcar. Los madridistas se sintieron orgullosos. Sus aficionados valoran más el sacrificio que los goles, la actitud más que la técnica. Como brillantemente decía Roncero la otra noche en Punto Pelota, por si había alguna duda, Cristiano se ganó el corazón de todos los aficionados, incluso de aquellos más reticentes con el portugués. Pero a cambio de partirse la cara por el Madrid no ha recibido nada, ni una declaración oficial, ni complicidad por parte de sus compañeros, ni un trato excesivamente cariñoso de los medios de la capital. Cristiano estaba triste. Ahora está enfadado. Con razón... Y Punto Pelota.