Empate de riesgo

Lo que mal empieza... Fue entrar al santuario del Bernabéu y entender muy rápido que la noche iba a ser de cuchillos largos. Por primera vez en mis 35 años disfrutando de las noches europeas contemplé un ambiente frío, distante, apático, casi desinteresado. En las gradas, 8.000 alemanes convertían el Fondo Norte en un homenaje a la abeja maya, con sus camisetas negras y amarillas que me hicieron pensar que el club no entendió que ha llegado la hora de favorecer la 'pasionalización' del estadio. Digo yo que será mejor renunciar a 100.000 euros en caja a cambio de poner las entradas a 10 euros (la más barata) y 25 (las intermedias), para que la gente que está sufriendo la grave crisis económica reviente el Bernabéu y convierta las gradas en un tsunami blanco que apabulle a los enemigos hasta convertirlos en simples colillas apagadas. Si así hubiera sido, sólo 3.500 alemanes habrían tenido acceso al campo (el cupo exigido por la UEFA) y sólo se habría escuchado el "¡Hala Madrid! ¡Hala Madrid" que retumbó en mis oídos infantiles en aquella noche inolvidable de Copa de Europa (primavera de 1981), en la que Dasaev encajó dos goles del valiente Isidro en un partidazo que ganó la grada. Así de claro lo digo. El miedo escénico se ha convertido en el 'sosiego escénico'. Ellos invadieron nuestras tribunas y hasta echaron a nuestros socios de las butacas que abonan religiosamente (ver página 10). Uno paga su localidad en su propia casa, llegas, te ningunean, te insultan, te escupen y encima te tienes que ir para que no te den una paliza. Insisto. El Madrid perdió la batalla desde antes del pitido inicial. Florentino debería tomar cartas en el asunto. En Europa se gana por convicción e intimidación, no por recaudación...
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Espíritu de Pepe. A este jabato irreductible hay que hacerle un monumento. Cuando la zozobra invadía los corazones blancos tras el golazo de Reus, Pepe se transformó en Pirri, Benito y Camacho de una tacada. Gol de raza, gol de "aquí no se rinde nadie"... El portugués sí que entiende la química que necesita el Bernabéu para rescatar la leyenda que empieza a almidonarse con tanto gatillazo. Mou debe reflexionar. Debería empaparse de vídeos históricos del club para recuperar el camino que ha extraviado por su absurda cruzada contra la cantera. Saturno devorando a sus hijos...
¿Dónde estaba Morata? El mejor nueve que hay en La Fábrica lleva tres meses chupándose viajes a ninguna parte sabedor de que teniendo a Higuaín y Benzema no tendrá opciones de lucir su talento. Pero se lesiona Karim y va el míster y le deja en la grada. Sin recambio en el banquillo, pese a tener a uno de los nuestros con hambre y ganas de justificar su permanencia en el equipo en el que sueña triunfar. La excusa de Mou es que Morata jugó 90 minutos en el barrizal de Huesca. ¿Y qué? Un canterano del Madrid juega cinco partidos en una semana y los aguanta como un coloso. El día que Mou entienda que un canterano del Madrid es un legionario alzará la Décima y lo que le echen. Las Copas de Europa las ganaron De Felipe, Grosso, Velázquez, Sanchís, Iker y Raúl. Creer que Morata no iba a aguantar 45 minutos ante el Borussia por jugar en Huesca es dudar del efecto motivante de esta camiseta, que pone un turbo a quien la luce. Y más si se ha nacido en la cuna de la cantera... Callejón sabe de lo que hablo. Salió como una moto y puso al Bernabéu patas arriba con su pasión vikinga. El motrileño se crió en Valdebebas. La cantera no es tan mala, míster...



