La FIFA, a través de su llamada Comisión de Fútbol (lo que viene a ser una tautología indescifrable) ha designado a los veintitrés candidatos para el Balón de Oro. Una buena razón para seguir embolingándonos en esa discusión sin fin que trae a mal traer a Cristiano Ronaldo. Mientras se dilucida el ganador final, hay cosas que comentar, para pasar el rato. La primera que, efectivamente, los defensas tienen menos predicamento que los que juegan por delante. Defensas, lo que se dice defensas, sólo están Sergio Ramos y Piqué, lo que acentúa sus méritos. Hacer un 'once' con estos veintitrés es difícil.

Segunda reflexión: nuestra Liga es fenomenal. Tenemos doce de los veintitrés, mayoría absoluta. De los doce, seis son del Madrid, cinco del Barça y uno del Atlético, Falcao. Es significativo que en el criterio de quienes han hecho esta selección el Madrid pase por delante del Barça, por seis a cinco. Señal de que Mourinho tiene más cartas de lo que dice, aunque sus fanáticos no dejarán de decir que si esos jugadores están ahí será por lo bien que los entrena. Y un respeto para el jugador número doce de la Liga, Falcao, el tipo que en sociedad con Simeone ha resuelto conseguir que esta sea una Liga de tres.

La Premier tiene a Touré, Agüero, Balotelli, Rooney, Van Persie y, si me apuran, Drogba, que se marchó a China. Al Calcio le quedan Buffon y Pirlo. La Bundesliga se refugia en Neuer. La Ligue 1 presenta al díscolo Ibrahimovic, recién importado del Calcio. Fuera de nuestro continente sólo aparece Neymar, el joven genio del Santos que se disputan Madrid y Barça. El mejor fútbol está en Europa y, dentro de ella, en España. El Balón de Oro, más allá de todas las discusiones habidas o por haber, caerá aquí. A nuestro alrededor todo se derrumba, pero nos queda el fútbol. Por ahora.