Casillas y Xavi, la mejor cara del fútbol

Casillas y Xavi, la mejor cara del fútbol

Casillas y Xavi recogieron su premio. Una bonita imagen de unión, especialmente grata en estos días. Viéndoles recordé cómo me contaba no hace mucho Sadurní la entrañable amistad que mantiene con Zoco, que veranea en Cambrils, cerca de su casa. Y también cómo recordaban hace poco Asensi y Pirri, que en los setenta, tras los partidos de los dos grandes rivales en el Bernabéu, en años en que no había vuelos nocturnos y el Barça se quedaba a dormir en la capital, los jugadores de uno y otro equipo se daban cita tras el partido en el pub de Benito, junto a la plaza de Cuzco, para cenar.

En la imagen de Casillas y de Xavi, tantos clásicos frente a frente, algunos con una tensión exterior extrema, pero amigos por encima de todo, está resumida una verdad: rivalidad no es enemistad. Rivalidad es estímulo y reconocimiento. Cuanto más grande sea el de enfrente, más grande te obligará a hacerte a tí. Estos dos gigantes humildes chocan sistemáticamente en sus objetivos: la Liga para ti o para mi, la Champions para ti o para mi, la Copa para ti o para mí... Pero en el derrotado no hay frustración, sino reconocimiento al ganador. Algún roce ha habido, claro, pero lo han sabido resolver.

Porque también tienen un espacio en el que colaborar, España, La Roja, donde el objetivo es común y lo coronan con éxito una vez tras otra, para felicidad de todos. Celebro esta decisión del Jurado del Príncipe de Asturias y me quedo con esa imagen de los dos, más bonitos que un San Luis (da gusto ver de cuando en cuando a un futbolista bien vestido), capitanes respectivos del Madrid y el Barça, mirándose con simpatía y respeto en un acto de tamaña importancia institucional. Tenemos problemas, tenemos desconfianzas, pero escenas como esta animan a pensar que la concordia es posible.