Luka debutó con el pie derecho

Luka debutó en el Madrid con el pie derecho. Cuando en el minuto 82 Mourinho le agarró del hombro para decirle que saltase al campo en pleno empujón final del Barça, el Bernabéu rugió como un ejército de espartanos. En ese momento, la afición premiaba el coraje de este admirador de Suker que hace mes y medio se declaró en rebeldía para ver cumplido un sueño: jugar con el Real Madrid. Modric se lió la manta a la cabeza por disfrutar de ese momento mágico que le dio el fútbol. 80.000 almas coreándole, Higuaín, Callejón y Di María abrazados a él con la Supercopa en la mano, el móvil saturado de compatriotas suyos transmitiéndole el orgullo de ver a un chaval de Zadar coronar el estadio con más historia en Europa y en el mundo entero...

Modric lleva unos días en la capital, pero parece que llevase seis meses. Responde en castellano a la señoras que le piden autógrafos, se ha interesado por el equipo de baloncesto (para algo es paisano del añorado Drazen Petrovic) y pronto conocerá el Tour del Bernabéu. Modric es simpático, transmite energía positiva, se ha ganado al vestuario con su sencillez y, lo que es más importante, conquistó a la afición blanca con su desparpajo, calidad técnica y atrevimiento. Por si alguien lo dudaba, 12 minutos de Modric son mucho. Luka, bienvenido a tu casa.