Una lesión que tiene sus riesgos
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Rafa Nadal lleva tiempo compitiendo con dolores en las rodillas, que han obligado a los responsables médicos que le tratan a infiltrarle para competir, como ocurrió en el último Roland Garros que él ganó. Desde entonces, los dolores se han acentuado y la incapacidad para jugar a su nivel se ha hecho evidente, por lo que los responsables de su preparación y el mismo tenista han optado por la única vía alternativa que quedaba, el reposo deportivo. El aparato extensor de la rodilla, responsable de la estabilidad de la articulación, a veces se deteriora como consecuencia del ejercicio intenso, provocando una sintomatología dolorosa e incapacitante, que no permite el deporte de alto nivel, y que incluso en las fases avanzadas, provoca sintomatología para la vida cotidiana.
El tendón rotuliano se deteriora, ya no se inflama sino que comienza a degenerarse. A veces el tendón cuadricipital como mecanismo de defensa, también se afecta y pueden aparecer dolores en la cara posterior de la rodilla, provocando una condromalacia rotuliana, vulnerable al esfuerzo. Los tratamientos que le aplican son los correctos, pero en ocasiones la única alternativa real para la curación es el reposo. Y el reposo deportivo completo se puede alargar más allá de los tres meses. Y si no lo hace así, se arriesgará a jugar a un nivel muy inferior, a correr el peligro de romperse el tendón en una frenada cualquiera en el transcurso de un entrenamiento o de un partido, o a tener que pasar por el quirófano, con una lenta y pesada recuperación y resultados inciertos.




