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La inagotable margarita del verano

Se va, se vuelve, se va. El hincha del Atlético lleva el verano margarita en mano. Deshojándola por Diego. El 'no me quiere' siempre está más cerca. Porque el futbolista es del Wolfsburgo, cobra un pellizco que no lo recorta ni Rajoy, lo representa su señor padre y el Calderón tiene la caja en los huesos. Pero la ilusión del aficionado es poderosa y se agarra al 'me quiere' con fuerza. Diego reitera que, por él, se viste de rojiblanco. Se supone que el Atlético debería mover ficha, pero por ahora pasa. Sólo deja ver que, según el dueño, el objetivo es que 10 jugadores de la foto inicial de Bucarest estén en Mónaco y que, según el presidente, están dispuestos a esperar a Diego. En plena supuesta partida y con poco resto rojiblanco a la vista, el Flamengo ha tomado la delantera con una extraña operación económica. Quizás la cercanía del Mundial modifique el mapa, pero no parece la liga brasileña un destino apropiado para Diego ahora que ha pegado un puñetazo sobre la mesa europea. Misterios del negocio.

El Atlético necesita a Diego, es evidente. Lo ha probado y ha descubierto un sabor de fútbol creativo que desconocía desde hace 10 años. El puesto es imprescindible y encontrar un recambio no es sencillo. Dice el Schalke, como perplejo, que "quizás el Atlético prefiere a Diego antes que a Jurado". Pero lo preocupante (aunque aquí no sorprendería) sería lo contrario. No contar con Diego sería empezar perdiendo. Por eso cabe deducir que el Atlético disimula como parte del juego, que se cruza de brazos ante la irrupción del Flamengo. Así que, como en los culebrones estivales, mejor contemplarlos desde el escepticismo y una cerveza fría. Ya habrá tiempo para mosquearse. Quién sabe si mañana.