Este reto nos devolverá la España de Viena

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Seamos sinceros. La mejor España que hayamos visto en este quinquenio triunfal fue la de las semifinales de la Euro de 2008 en Viena. La Rusia de Arshavin fue nuestra víctima. Jugamos entre olés, con 8.000 españoles pellizcándonos en las gradas del Prater con una exhibición que ha quedado grabada en nuestra memoria. 3-0, rusos a Moscú y después llegaría el gol de Torres a Alemania y todo eso que saben hasta los niños de párvulos. Un bienio más tarde alcanzamos el cielo en el Mundial del 'unocerismo'. Con ese corto resultado (valioso, eso sí) tumbamos desde octavos a Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda. Campeones dignísimos, pero no nos corrimos ni una juerga... Ese mismo score (1-0) se repitió ante Croacia. Somos felices, pero el personal espera más.
Por eso me alegré del emparejamiento con Francia para jugarnos los cuartos el sábado. Los ingleses no tienen cuentas pendientes con nosotros, salvo Gibraltar. Pero los franceses nos sacan de lo más profundo de nuestro ser ese orgullo patrio que quizás echó en falta Del Bosque al término del triunfo sobre los paisanos de Suker, sin abrazos ni demostraciones de alegría. Contra Francia será diferente porque la historia nos recuerda que siempre acabamos mal con ellos. El gol de Platini a Arconada, la primera derrota de España en Sevilla, el penalti de mi Raúl errado en Brujas ante Barthez, la resurrección de Zidane a nuestra costa en el Mundial de Alemania 2006... Esta España necesitaba un reto. Ahí lo tenéis. Tumbar al Gallo por primera vez. Y luego, a celebrarlo...



