¡Ante Irlanda y Croacia queremos 23 Nadales!

La ocurrencia de experimentar sin nueve ante Italia (como inventar una paella sin arroz o un cocido sin puntas de jamón) nos asegura emociones fuertes en lo que resta de Eurocopa. Los españoles que se pidieron librar en el curro el día 18 de junio (lunes) para ver el España-Croacia acertaron de pleno. Intuyo que esa noche nos vamos a jugar en Gdansk el orgullo, el sueño del triplete y todo por lo que hemos luchado (el prestigio y el estilo) en estos cuatro años de vino y rosas. Mi amigo Charly Perisa, que regenta el Poncho de Maspalomas, un santuario gastronómico de la buena carne, es un croata enamorado de España, de Gran Canaria y muy conocedor de la selección ajedrezada: "Tomás, el orgullo de mis paisanos hará sufrir a España ese día. Ojalá nos clasifiquemos los dos equipos al final, pero Croacia no va a regalar nada".

Y es verdad. Los 'hijos' de Suker, Jarni y Boban juegan con el estímulo de pertenecer a un país con un talento natural para el deporte. Además, Bilic no se complica y juega con un 9, Mandzukic, que firmó dos cabezazos-gol ante Irlanda. Valoremos que aquí no hay rivales-cenicienta tipo Honduras o Chile. La Euro puede ser más cara que el Mundial. El remedio para recuperar la moral es sencillo. Que Del Bosque y sus chicos vean repetido el partidazo que Nadal jugó entre domingo y lunes con Djokovic. Con Nadal llegamos al Séptimo Cielo en París, escuchamos llorando el himno de España y nos hinchamos de orgullo patriótico. ¡Queremos 23 Nadales!