"Con Guardiola termina un ciclo", declaraba ayer Cruyff en El Periódico. El temido y polémico fin de ciclo respaldado por un gran pope del barcelonismo. Y es verdad: difícilmente todo podrá ser igual en el Barça tras la salida de Guardiola, que abre muchas incógnitas. Como identificándose con esa intriga por el futuro, la nueva camiseta del Barça difumina sus rayas, pierde personalidad, se confunde con la del París Saint Germain, club también de la cuadra Qatar. Se confirma que tener de presidente de club centenario a un especialista en marketing puede no ser una buena idea.

En fin, que se despide Guardiola esta noche. Y quién sabe si también el misterioso Bielsa, cuyas dos finales compesan su mala clasificación en la Liga. Claro que si gana esta merecerá que le pongan una calle en Bilbao, aunque se vaya esta misma noche al Inter. ¡Hace tanto que el Athletic no gana la Copa! ¡Ha amado tanto siempre esta competición! Ha hecho un buen equipo, al que si le ha faltado el secreto de la continuidad en la Liga se le ha visto a cambio un tronío descomunal en la eliminatoria contra el Manchester United, en dos días que el hincha athlético nunca olvidará.

Dos buenos equipos, dos equipos de cantera. El Athletic, a la antigua, con alineación 'de memoria'. El Barça tiene muchas variantes, en nombres y hasta en dibujo, pero con todas resulta entre bien y muy bien. Madrid, en plena feria taurina, se esponjaba ya ayer tarde para absorber a los miles de aficionados de uno y otro que vienen, la gran mayoría, sólo a ver un partido, un buen partido que Del Bosque mirará con interés y preocupación desde un televisor de St. Gallen, porque ahí van a jugar la mitad de sus veintitrés definitivos. Que no se lastime nadie, que gane el mejor y tengamos la fiesta en paz.