Claves ante la amenaza del descenso
Este domingo la Liga dicta sentencia y la ansiedad se acumula en la zona de abajo por la amenaza del descenso. A excepción del Racing (ya descendido), tenemos cinco equipos que todavía pueden perder la categoría (Sporting, Zaragoza, Rayo, Villarreal y Granada). Yo los dividiría en dos subgrupos: los que dependen de sí mismos y los que dependen de los resultados del resto. En el primer caso la autoconfianza es el factor psicológico principal. Focalizar en lo que controlas, en lo que depende exclusivamente de ti. En el segundo caso hablaríamos más de fe, de dignidad, de perseverancia; pero psicológicamente el factor clave es la concentración.
Por mucho que los entrenadores se esfuercen en que sus jugadores se aíslen del entorno y se centren exclusivamente en su partido, la liturgia de los transistores provoca que la reacción del público o del propio banquillo sirva de barómetro emocional para saber si todavía se puede alcanzar el milagro y eso afecta negativamente a la concentración, entendida como la capacidad de focalizar la atención en los estímulos relevantes (en lo realmente importante en cada momento) y discriminar lo irrelevante (lo que no toca). Hay una frase que utilizo mucho: "Si tienes miedo a perder, nunca podrás ganar". Esto le pasó al Granada con el Madrid. Cuando tenía el partido encarrilado, la ansiedad se apoderó de sus jugadores y empezaron a cometer errores por falta de autocontrol, que derivaron en un penalti absurdo y en un gol en propia puerta, producto de "esas ganas de quitarse el balón de encima" (miedo a perder) más que de un despeje con criterio (focalización hacia el estímulo relevante).
Probablemente el domingo veremos escenas muy parecidas cuando los marcadores empiecen a fluctuar mientras pasan los minutos. El mejor consejo para manejar las emociones es centrarte exclusivamente en la tarea, cumplir el rol asignado por el míster dentro de la táctica y la estrategia que ha establecido para ganar ese partido; sólo eso. Si la salvación depende solo de tu resultado, hay que focalizar sólo en lograr los tres puntos (buscar el empate, cuando éste es suficiente puede ser muy arriesgado). Pero si depende de otros resultados, aparte de esa fe (también llamada ilusión), valores como el orgullo, la honestidad, la autoestima, el respeto al juego y al público (llámenme romántico) deben ejercer de motivación para que el equipo dé la cara hasta el final. Que en la última jornada cinco aficiones no sepan su destino es señal de que el fútbol es un deporte tan injusto como maravilloso.
Oliver Martínez es psicólogo deportivo.