Mourinho, el mejor del mundo
El fin no siempre puede justificar los medios, hay veces que sus hechos y sus palabras no han estado a la altura del club que representa, pero es indudable que José Mourinho es el mejor entrenador del mundo. Su colección de títulos, en los países con mayor tradición futbolística del continente, lo acredita de manera irrefutable. Es un competidor nato, que vive por y para el fútbol, que no ha parado hasta dar con la tecla, que ha exprimido a sus hombres hasta conquistar el Camp Nou, hasta romper la hegemonía del mejor Barça de la historia. Mou compite cuando habla, incluso cuando calla, cuando entrena. Es confrontacional por naturaleza.
Siempre sostuve la teoría de que en los clubes que había dirigido anteriormente (Oporto, Chelsea e Inter) había forjado una manera de llegar al éxito, luchando contra la hegemonía de históricos, como Benfica, Manchester United, Juve o Milán. Para ser mejores que ellos, utilizó todas las armas, dentro y fuera del campo. Eso es para mí lo que chirriaba cuando llegó al Real Madrid, un club con demasiada historia como para admitir guerras de guerrillas, portavoces varios y frentes, internos y externos, por doquier. Lo indiscutible es que ha quitado la corona al Barça, ha recuperado la gloria para su club y ha logrado incluso que Florentino Pérez crea en la figura de un entrenador.