Pablo debe endurecer el vestuario

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El pasado lunes compartí mesa y mantel con Pablo Laso en una reunión de empresarios que buscaban en el baloncesto un lema de futuro: Pasa la bola del optimismo. Pese al buen rollo de la cita, capté su preocupación por lo que pudiera acontecer en Miribilla. "La semana pasada me tiré todos los días entrenando con un hombre de mi equipo cómo defender una jugada que ellos hacen siempre apurando la línea de fondo. Pues resulta que en la primera acción del partido del domingo en Goya, un jugador del equipo bilbaíno la ejecutó sin trabas y sin oposición. Todo el trabajo tirado por tierra. ¿Qué haces? ¿Le apartas temporalmente del equipo y te quedas con uno menos en la rotación...?".
Pablo, consejo desde el cariño. Ponles varias veces el vídeo del batacazo del miércoles en sesiones dobles de seis horas diarias, en plan La Naranja Mecánica. Consigue que se odien a sí mismos. Que le repugne ver el ridículo que protagonizaron. Que les dé envidia el entusiasmo de los Mumbrú, Jackson, Hervelle y compañía. Que toquen fondo y reaccionen. Pablo, rescata el orgullo de tu gente. Si les queda todavía...



