Cada verano el baloncesto se gana un galardón
En tres de las cinco ediciones de estos Premios AS del Deporte, las Selecciones de baloncesto han recibido un galardón. Tremendo. La votación es pública a través de internet y el pueblo ha hablado. Ha gritado, más bien: "¡Gracias!". Gracias porque detrás de cada uno de esos premios hay un puñado de medallas, tantas que a los que nos cuesta contar ya hace tiempo que nos faltan dedos. Gracias por la cercanía, la simpatía y la normalidad de las estrellas de estos éxitos: los NBA, el mago Navarro, el guerrero Felipe, la gran Amaya Valdemoro y todos los demás que se han convertido ya en presencias familiares en nuestras vidas. El baloncesto, tan secundario durante la temporada de clubes se convierte en plato principal, entre el gazpacho y la sandía, en cuanto llegan el calor y las camisetas rojas. Gracias a ellos sabemos que el basket tiene un futuro lustroso en España, que hay un público al que dirigirse, que si existe identificación con los protagonistas, la gente se vuelca.
Y los protagonistas ayudan mucho. Felipe Reyes y Sergio Llull, expertos ya en esta gala, se paseaban por el hotel Palace con la sonrisa instalada en la boca. Un comentario amable por aquí, una foto por allá y la gente encantada. A la vera de los veteranos, Serge Ibaka y Nikola Mirotic, más tímidos de inicio, pero igual de amables. El NBA tiene que volver la semana que viene a Oklahoma y, aunque le alivia el fin del lockout, reconoce que hubiera disfrutado pasando en Madrid algo más de tiempo. Su complicidad con Mirotic es evidente y resulta curioso pensar que, ahora mismo, ambos pelean por el único puesto de nacionalizado para los Juegos. Confían en que José Luis Sáez consiga que puedan ir ambos. Cuando se le comenta el tema al presidente de la FEB, responde con palabras cautas y sonrisa pícara. Buena señal. Porque ellos, junto a Jaime Fernández, Queralt Casas y muchos más, son los que van a lograr que en un tiempo se escriba: "En 15 de las 20 ediciones de los Premios AS, el baloncesto...".