Casillas y el recuerdo de Paco Gento

Casillas alcanza al más veloz, a Paco Gento. Esta tarde, si Dios quiere, el tiempo no lo impide y la autoridad no lo prohíbe, como dictaban los viejos carteles taurinos, le igualará en 428 partidos de Liga. Aún le quedarán jugadores del Madrid que alcanzar y rebasar: Hierro (muy próximo ya), Santillana, Sanchis hijo y finalmente Raúl... Pero es simbólica su marca de hoy, por lo que significó Gento, sus muchos años de permanencia (dieciocho) y porque los dos empezaron igual: muy pronto y con dificultades para ser aceptados. A los dos les faltaba mucho, pero les sobraba algo: condiciones y seguridad.

Todos recordamos al Casillas que empezó, todavía un adolescente, con el físico sin rematar, imberbe, incapaz de llegar al medio campo si sacaba de puerta (Hierro bajaba al área chica para hacer los saques de portería), pero confiadísimo en sus propias capacidades. "Tiene la cabeza de un maduro en los hombros de un niño", dijo Toshack, que fue el primero que le puso, en un acto desesperado, porque Illgner estaba lesionado y Bizzarri era, que me perdone, una calamidad. Hierro y Del Bosque no se fiaban del todo de él, aunque ahora lo nieguen, y se les notó. Pero salió adelante, y hasta ahora.

Y alcanza a ese Gento del que al principio se reía Chamartín, porque era un jugador primitivo que "corría más que la pelota". Pero tenía velocidad, potencia de tiro y la confianza de Di Stéfano, el primero que lo supo ver. Se retiró con seis Copas de Europa y doce Ligas y hoy le comenta feliz a Carmen Colino que Casillas es el mejor portero que ha visto en el Madrid. Yo añadiría que le he visto parar tanto como a todos los anteriores que vi juntos, porque le han chutado muchísimo, con aquellas alegrías ofensivas del Madrid Galáctico. Hoy ya no le chutan tanto y casi lo echo de menos. Felicidades.