Una década y de nuevo en Valladolid
Recuerdo bien el momento del debut de Óscar en el Valladolid. Como casi todos los buenos pasó directamente del juvenil al primer equipo saltándose el curso obligatorio a realizar en el Valladolid B. Fue en una segunda parte ante Las Palmas bajo las ordenes de Moré. Óscar había llegado desde su pueblo salmantino de Santa Marta tutelado de manera inmejorable por un hombre de plena confianza, Fernando Redondo. Y Óscar llegó para quedarse y para consolidarse en el primer equipo. No paró de progresar. Siempre con una calidad incuestionable y con un gran olfato de gol. Uno de sus mejores goles lo anotó en La Rosaleda de Málaga, el mismo año en que logró dos tantos seguidos ante el Madrid en Zorrilla. Era el Madrid de Zidane, que en la segunda parte le dio la vuelta al partido de manera injusta.
Coincidiendo con el descenso del año 2003-04, con Fernando Vázquez de entrenador, llegó la marcha de Óscar al Zaragoza. Alguien desde Valladolid quiso enturbiar su salida para justificar un descenso, pero la realidad es que el futbolista eligió destino con libertad y los maños pusieron el dinero sobre la mesa para llevárselo. Suárez dice que todavía los aragoneses deben dinero de aquella operación. Y ganó una Supercopa y luego se fue a Grecia, al Olympiakos, y ganó Liga y Copa y bastante dinero. Pero su estrella se apagó en tierras griegas y era momento de volver a España. Y dónde mejor que a Valladolid, con los suyos y donde se espera de él lo mejor aún.