Así sí, Andy

Nunca me ha gustado mucho la manera de correr de Andy Schleck. Y en esto creo que coincido con muchísimos aficionados. El luxemburgués ha conquistado dos podios en el Tour de Francia (segundo en 2009 y 2010) y uno en el Giro de Italia (segundo en 2007), pero no le recordamos ninguna gesta, ninguna actuación excepcional… Tampoco tenía, hasta ahora, grandes victorias. De sus tres etapas en el Tour, la del Tourmalet del año pasado le cayó de regalo.



Pues bien… Al igual que hemos criticado otras veces su forma de competir, su falta de ambición o sus globeradas; ahora lo justo es quitarse el sombrero y rendirse a la evidencia. Por fin tenemos una gran cabalgada de Andy Schleck, un ataque lejano de 60 kilómetros, un órdago por el Tour que puede llevarle a lo más alto del podio de París. El luxemburgués ha hecho lo que se espera de un gran campeón: poner el Tour patas arriba. O mucho me equivoco, o su triunfo en el Galibier va a suponer un antes y después en su carrera. Andy ya sabe que puede, que la valentía se premia.

Todavía no tiene el Tour en la buchaca, porque Cadel Evans, que también estuvo inmenso en la ascensión final, se encuentra a menos de un minuto. Pero ha dado un paso decisivo y, sobre todo, ha hecho lo que tenía que hacer. El Alpe d’Huez y la contrarreloj de Grenoble decidirán ahora el ganador de este 2011 entre ambos. En teoría…

El destello de Andy contrasta con el hundimiento de Alberto Contador, que nos ha mostrado su lado humano. En estos tres días que nos quedan, nos va a resultar extraño no tener a un español luchando por el Tour. Nuestros ciclistas han ganado las cinco últimas ediciones: Óscar Pereiro, en 2006; Contador, en 2007, 2009 y 2010; y Carlos Sastre, en 2008. Si añadimos el triunfo de Pedro Delgado y los cinco de Miguel Indurain, resulta que España ha ganado once de los 23 últimos. Y a eso unimos otros seis podios desde la misma fecha: Delgado (3º en 1989), Escartín (3º en 1999), Beloki (2º en 2002 y 3º en 2000 y 2001) y Sastre (3º en 2006).

El ciclismo español nos tiene así de bien acostumbrados. Por eso nos invade ahora esta sensación de extrañeza. En cualquier caso no podemos ahogarnos en nuestras lágrimas, porque seguimos estando muy arriba (Contador venció en el Giro; Samuel en Luz Ardiden…). Aunque en estos tres días que restan vamos a tener que acostumbrarnos a disfrutar de un Tour sin colores ni banderas.

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