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Me divertí gracias a Alberto

He visto un Giro muy divertido gracias a Alberto Contador. Hacía mucho tiempo que no se veía atacar tan de lejos en la montaña. En el ciclismo de hoy la mayoría de las veces se soluciona todo en los dos últimos kilómetros de la subida del puerto final. Da igual los puertacos que metan en la etapa, todo se guarda para el final y las diferencias se quedan en veinte o treinta segundos. Hasta que ya tenía la carrera decidida, Contador ha atacado desde bien lejos en las etapas de montaña, la carrera se rompía, cada corredor quedaba en su vagón y eso ha generado un gran espectáculo, un ciclismo de los que enganchan. Estoy convencido de que si Contador no llega a participar, ayer estaríamos viendo como Scarponi y Nibali se jugaban el Giro en la última etapa.

Alberto ha ganado con una gran superioridad. Junto al segundo Tour que ganó, el de 2009, hemos visto su mejor versión. Empezamos el Giro con ciertas incógnitas sobre cómo podría responder en un recorrido tan duro y, no digo que no haya sufrido, porque es imposible con un trazado así, pero las dificultades han conseguido que su superioridad fuera aún más manifiesta. Se marchaba cuando quería y ha habido momentos que parecía que jugaba con sus rivales. Ha ganado con más de seis minutos de ventaja, se ha llevado dos etapas y ha regalado otras dos, detalles de generosidad que no han tenido otros campeones. Y si hubiera necesitado vencer en la contrarreloj a buen seguro que lo habría hecho. Contador es, sin duda, el mejor ciclista mundial actualmente.