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El descenso llegó antes que Djukic

Desde que el Hércules humilló al Atlético en el Rico Pérez, en la primera vuelta, tras ganarle 4-1, sólo ha cosechado 12 puntos más. Con este simple dato se podría justificar el descenso. Pero en este club, este año han pasado muchísimas cosas que argumentarían con mayor veracidad la caída blanquiazul al pozo: las fechorías de Drenthe, el retraso en los pagos, lesiones, incumplimientos de la directiva, acomodamiento de las estrellas... Ese cóctel explosivo mandó al Hércules a Segunda y cuando virtualmente ya estaba allí llegó Djukic con la idea de ilusionar a la gente con una permanencia casi imposible. Logró renacer la ilusión pero no la salvación, aunque el Hércules mejoró y siempre compitió. Él no es culpable de nada.

El equipo alicantino, ayer, no fue el anfitrión ideal en la fiesta de despedida de Quique. Los de Djukic pusieron en serios apuros a un Atlético que se jugaba la vida en su lucha por entrar en Europa. Trezeguet se pudo hinchar ante una defensa muy blandita, incluso falló un penalti. Pero el francés hace tiempo que no tiene su cabeza en Alicante. A pesar de todo, el serbio no seguirá, igual que Quique, y ya le buscan sustituto. Pero con esto no basta. El club debe reestructurarse y poner unas bases sólidas si se desea volver pronto a campos como el Calderón.