El precio de esta Copa ha sido caro

En el fútbol solemos llamar victorias pírricas a las que lo son por un solo gol, quizá por parentesco esdrújulo y vocálico con 'mínimas'. Pero una victoria pírrica es, en puridad, una victoria con un coste tan grande que casi no compensa, como le pasó a Pirro, general de la Antigüedad, en dos victorias ante los romanos que le condujeron a perder una guerra. Bueno, pues esta Copa que ha ganado el Madrid me ha acabado por parecer una victoria pírrica, en su acepción académica. Es el fruto que hasta ahora ha dado este nuevo periodo, con Mourinho en el Madrid al frente de todo o casi todo.

Sin entrar a valorar la sanción de hoy, cabe admitir que la tensión que este hombre provoca es excesiva. Viaja en el ojo de un huracán que despendola todo lo de alrededor. Ha sido (bueno, está siendo, aunque a los efectos prácticos está casi terminada) una tensión permanente que ha marcado al Madrid para tiempo. Una sacudida a un club que todos sentíamos un poco adormilado, pero con un trueno así no se despierta a nadie sin riesgo de que le falle el corazón. Y, desde luego, se molesta a toda la vecindad. El Madrid ha hecho más que el año pasado. Ha ganado la Copa, y al Barça, pero a qué coste.

La pregunta es si alguien en el club puede moderar a este hombre, o si alguien siquiera piensa pretenderlo. Y no invoco eso de los viejos valores del Madrid, porque no eran nada tan especial. Eran simplemente valores, comportamiento, respeto, saber estar, firmeza disimulada, cortesía permanente. El Madrid los cultivó y le fue muy bien. De imagen también se vive, y el fútbol, cada vez más. Ahora es lo contrario: el Madrid se distingue por ser el 'hooligan' del barrio. Quizá la Copa compense a algunos, pero yo creo que nunca la victoria se pagó tan cara. Bueno, nunca no. Desde los tiempos de Pirro.