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Manuel Pereira

Sobre la situación de Mourinho

En caliente, Mourinho expresó su indignación por lo sucedido, no sólo en este partido contra el Barça sino también por la sucesión de circunstancias negativas que le están persiguiendo. Ha dejado en el aire muchas preguntas a las cuales no recibirá contestación, por lo que quizás lo mejor es aceptar ese pasado que ya no hay forma de cambiar y mirar de frente al futuro inmediato que se escribirá ya el próximo martes. La amargura por la expulsión de Pepe y la suya propia, decisivas ambas, ha llevado a Mou a admitir que la eliminatoria está poco menos que perdida. Sin embargo, la tranquilidad que da el paso de las horas le hará cambiar de opinión y será el primero en transmitir con fuerza a sus jugadores un pensamiento positivo. Será difícil, muy difícil ir al Nou Camp y dar la vuelta a la situación, pero un ganador nato como Mou lo último que hará será tirar la toalla antes de haber agotado todas las posibilidades de evitar lo peor. Será la mejor forma de desmentir a los que, con cierta exageración, le acusan de estar poniendo en peligro los valores y la mística del Madrid.

Mientras, estaría bien que volviera a imperar la cordura y que los dos técnicos hicieran lo posible por desterrar las discusiones dialécticas que nada favorecen a sus imágenes. Guardiola y Mourinho son, cada uno a su manera, dos grandes profesionales excelentemente preparados, jóvenes, estudiosos, metódicos y con una enorme carga de ambición y, de los cuatro años que trabajaron juntos algo quedará que los una. Tenerlos en el fútbol español es un auténtico privilegio. Con los malos tiempos que corren en nuestros dos países ibéricos, ojalá tuviéramos más Peps y Josés y no solamente en el ámbito estricto del deporte.