Los jueces penalizan al más fuerte en el sprint de Zalla

Escribo con el ‘fiambre’ caliente y todavía un poco condicionado por la indignación inicial. Los jueces han descalificado a Óscar Freire y a su lanzador, Luis León Sánchez, por una maniobra irregular en el sprint de la quinta etapa de la Vuelta al País Vasco. La victoria ha recaído en el italiano Francesco Gavazzi. En mi opinión, la decisión ha sido extremadamente rigurosa, aunque a través de Twitter y de mensajes SMS he recabado todo tipo de pareceres. Por poner dos ejemplos: David Etxebarria considera acertado el dictamen, mientras que Jon Cengotitabengoa opina que ha sido injusto. Sano debate.

Voy a intentar explicar, con toda la objetividad que pueda, cómo he visto yo el sprint a través de las imágenes de la ETB. Y luego voy a opinar sobre la decisión de los jueces, con toda la subjetividad que lleva siempre una opinión; es decir, a sabiendas de que puedo estar equivocado.

Luis León, que no tiene excesiva experiencia en este rol, ha lanzado a Freire en la volata. Una vez finalizada su labor, se ha retirado hacia el lado derecho, hacia las vallas, con tan poco tino que ha cerrado el paso al triple campeón del mundo, que ha visto frenada su progresión. Cuando se ha dado cuenta, el murciano se ha apartado y ha dado un toque a Freire en el trasero… Aquí es donde menos coinciden las opiniones, cuestión de matices: ¿ha sido un empujón? ¿un toque irrelevante? ¿un cachete? El caso es que el jurado ha interpretado esa acción como una ayuda y ha descalificado a ambos.

En mi opinión, insisto, la decisión ha sido excesivamente rigurosa. Primero, porque el error de Luisle cerrando a Freire le ha perjudicado más de lo que le ha podido favorecer el cachete en sí, ya que le ha ralentizado y le ha obligado a reiniciar el sprint. Segundo, porque a mí en las imágenes no me ha parecido un empujón lo suficientemente intenso como para resultar determinante en la victoria. Y tercero, porque Óscar era ayer claramente el más fuerte y no es culpable de que un compañero tenga la mano más larga de la cuenta: hubiera ganado igual, con toque o sin toque.

En cualquier caso, muchos de los que consideran acertada la decisión se agarran a la literalidad del reglamento: el empujón del lanzador es una maniobra irregular y, en consecuencia, desemboca en una descalificación. Carlos Barredo, autocrítico con su equipo, nos recuerda en su twitter que "no se pueden soltar las manos del manillar en los ultimos 300 metros y por la colocación pues se hizo y al final descalificado. Una pena". Si lo reconoce hasta alguien del Rabobank, pues quizá debería rendirme a la evidencia. Pero ni así consigo domar mi indignación. Cuesta tanto lograr una victoria en el ciclismo (el Rabobank se ha pegado un buen tute para controlar la etapa), que no se puede penalizar a un ciclista a la ligera, sobre todo si existe la duda, como es el caso, de si la acción ha sido o no determinante para la victoria. Los jueces deben interpretar la norma... O habrá que cambiarla en un futuro para que no se cometan injusticias como esta.

Freire, uno de los sprinters más pulcros del pelotón, ya fue descalificado el año pasado, entonces más injustamente que ahora, en otra etapa de la Vuelta al País Vasco que fue a parar al casillero de Alejandro Valverde. La sanción posterior del TAS al murciano devolvió el triunfo al cántabro, pero para entonces ya le habían privado de la foto, de la publicidad y de la alegría del momento.

No quiero que este artículo se entienda como un ataque de forofismo, porque no lo es. Simplemente expongo mi opinión. Como ya dije antes, sé que puedo estar equivocado. Y, en cualquier caso, ¡aúpa Freire! Esa admiración no me la va a quitar nunca ningún juez.

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