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Antes le tocó a Guardiola

Se presentaba el Sporting en Madrid con poco que perder y mucho que ganar, aunque si a lo largo de la temporada había un momento que invitaba a soñar era en esta jornada, por las ausencias del conjunto madridista. El estilo defensivo de Preciado se le atragantó a las huestes de Mourinho y dio una alegría sobresaliente a la fiel Mareona. Ganar en un campo como el Bernabéu es algo distinto y tiene un mérito especial, sobre todo cuando la necesidad aprieta en la clasificación. La disciplina gijonesa, con una dosis de suerte incluida y otra de falta de racionalidad en el fútbol y puntería del rival, fueron factores determinantes para que la victoria fuera para Gijón. La intensidad tuvo también parte de culpa, con un Rivera que ayer certificó su continuidad en Gijón, un Juan Pablo providencial y unos insuperables Botía e Iván Hernández.

Con el triunfo rojiblanco se acabó virtualmente la Liga, pero lo que importa en el Sporting es el paso dado en la lucha por la permanencia. También rompió un récord, que era la seguridad de Mourinho en su feudo, donde esta temporada sólo sabía lo que era la victoria. Antes le tocó a Guardiola ver un registro roto, con el stop a la racha de victorias a domicilio cuando fue hace dos meses a El Molinón, aunque este tuvo un mejor sabor. La felicitación del técnico portugués al vestuario gijonés. Preciado, parece poner fin a una guerrilla absurda que se creó en la primera vuelta, y que era innecesaria, entre dos clubes que históricamente siempre tuvieron unas relaciones excelentes. Sobran los cánticos de "a Segunda, a Segunda" y el "adiós a la Liga". Es más elegante celebrar la victoria lograda en el Bernabéu. En eso estamos.