Peter Sagan: la frescura de un futuro superclase

Me puse delante del teclado con el convencimiento de que iba a escribir sobre los pinganillos, pero de repente reconsideré la idea. Me dije que han pasado cosas tan dignas de mención en las carreras de la última semana, que merecía la pena aparcar las polémicas (al menos, de momento) para darle un poco de frescura al blog. Y qué mejor manera que hablando de un joven de 21 años que nos tiene a todos boquiabiertos desde la temporada pasada. Sí, claro, me estoy refiriendo al eslovaco Peter Sagan.



Sagan acaba de ganar la Vuelta a Cerdeña con una superioridad extraterrestre: ha conquistado la general final tras imponerse en tres de las cinco etapas y clasificarse cuarto en las otras dos. Enfrente ha tenido a Cunego, Serpa, Scarponi, Sella, Ballan… Terrícolas de bastante categoría. Lo que en otras circunstancias podría haberse considerado como una eclosión puntual, en el caso de Sagan no es más que la progresión natural de un ciclista que apunta a superclase.

Como escribí en un tweet del 25 de febrero, ya sé que augurarle ese destino no es nada nuevo. Quienes siguen el ciclismo con cierta meticulosidad, ya hace más de un año que vienen loando las buenas maneras de Sagan. Su presentación en la alta sociedad coincidió con su debut profesional con el Liquigas en el Tour Down Under 2010 australiano, donde, después de pagar la novatada con una caída y varios puntos de sutura, compartió escapada en la etapa reina con Evans, Valverde y Luis León.

Sagan, que ya había sido campeón del Mundo y de Europa júnior de mountain bike en 2008, brindó aquella estampa con sólo 19 años… Dos días después de acabar el Down Under (el 26 de enero) cumplió los 20. Y con esa edad encadenó cinco victorias durante la temporada en escenarios de primera fila: dos etapas y la regularidad en la París-Niza ante rivales como Contador, Purito Rodríguez, Voigt o Valverde; una etapa en el Tour de Romandía, frente a Gavazzi y Roche; y otras dos etapas y de nuevo la regularidad en el Tour de California frente a Rogers, Leipheimer, Zabriskie o Horner.

Que un neoprofesional sume cinco triunfos a esa edad, en carreras tan relevantes y ante rivales de ese calibre, es algo que no ocurre habitualmente y que, por supuesto, no pasó inadvertido en el mundillo. Como somos muy dados a comparar, hay paralelismos para todos los gustos. Hace unos días, David Etxebarria escribía en su twitter que le recuerda a la irrupción de Frank Vandenbroucke. Hurgando por internet, me he encontrado también con los nombres de Valverde, Bugno, Maertens, Saronni o, incluso, Merckx. Con todas estas comparaciones, quizá se vayan haciendo una idea ante qué tipo de ciclista nos hallamos. Aunque, en realidad, estoy convencido de que ni siquiera él sabe dónde están sus límites… Si es que los tiene.

De momento, Sagan (1,84 m y 73 kg) ha demostrado que dispone de buena punta de velocidad, que rinde contra el crono, que supera la media montaña, que tiene maneras de clasicómano (fue segundo en la París-Roubaix júnior)… Y que, como a todo joven, le falta fondo, experiencia en la gran montaña y saber medirse (el año pasado se retiró extenuado de la Vuelta a Suiza). Buena prueba de ello fue su última carrera, la Clásica Sarda, el pasado domingo: se cayó en un descenso, se levantó, continuó la carrera, se subió al tercer peldaño del podio, se trasladó a un hospital y le cosieron con cinco puntos de sutura. Sus mentores le van a llevar con mimo, aunque de momento ya se ha marcado como objetivo la París-Niza y está anunciado en tres clásicas de fuste (Milán-San Remo, Gante-Wevelgem y Tour de Flandes).

Sagan, que comparte equipo con su hermano Jurai, no procede de uno de los países tradicionales del ciclismo, aunque curiosamente tampoco es el único eslovaco que en los últimos tiempos deslumbra en el pelotón. Peter Velits, que también tiene a su hermano (en este caso gemelo) Martin en el ciclismo profesional, se convirtió el pasado septiembre en el primer corredor de esta nacionalidad en subirse al podio de una gran ronda por etapas, al clasificarse tercero en la Vuelta a España, donde también ganó la contrarreloj de Peñafiel (en 2007 fue campeón mundial Sub-23 de esta disciplina). Velits no ha sido tan precoz, ni tiene tanta versatilidad como su compatriota, pero aquel resultado y su edad de 26 años invitan a seguirle de cerca.

De momento, esta semana nos vamos a quedar con Sagan. También podríamos haberlo hecho con un ilustre, Ivan Basso, que ha estrenado su palmarés 2010 en el GP Lugano por delante de otra joven perla, el colombiano Fabio Duarte; o con las dos etapas de Óscar Freire en Andalucía, donde venció Markel Irizar, un ciclista que tras superar un cáncer recibe los mimos de Lance Armstrong; o con Juan Antonio Flecha, al que un tubular le impidió, ante Langeveld, reeditar el triunfo en la Het Nieuwsblad (la antigua Het Volk); o con la primera victoria del Geox, que se impuso en Almería con Matteo Pelucchi, otro mozalbete de 22 años; o con el buen tono del equipo francés Saur Sojasun, especialmente de Jimmy Engoulvent… Todos ellos dieron frescura a esta última semana con sus triunfos. Sin pinganillos.

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