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Miguel no tiene remedio

De lo poquísimo que le conozco, creo que no es mala gente. No es un tipo retorcido. Pero como profesional es un desastre. No tiene remedio. Es superior a sus fuerzas. No puede ponerle freno a los encantos de la noche. Y si fuese mecánico o albañil no pasaría nada, pero siendo futbolista de élite no se puede consentir. Miguel, aunque no lo haga con esa intención, se está riendo del Valencia, de su entrenador, de la afición, de sus compañeros y de su presidente. Ha perdido los límites de la ética y de la moral profesional. Unai le ha perdonado mucho más de lo que se debe para reconducirlo e integrarlo por el bien del equipo, pero la cabra tira al monte. Ver fotos de Miguel con el brazalete de capitán es una vergüenza que Unai no debería haber hecho pasar a este club. Se lo censuro muy duramente. Una cosa es ser diplomático y otra frívolo.

El marrón no lo tiene Miguel. Lo tiene el equipo que se queda sin un defensa, porque es lógico que lo aparten. Lo tiene el club que se debe comer con patatas su contrato. Y, por último, Miguel que a este paso encontrará trabajo de portero de una discoteca. Espero la destreza de los abogados del club para plantear un despido laboral y que sea procedente para que el Valencia no le tenga que pagar el año de contrato que le queda. Mientras tanto que entrene aparte y marginado, ya que tiene que cobrar. Seguir en el grupo es un riesgo de contaminación nocturna. Porque a sus otros cinco compañeros que también estaban en el pub Gasoil a las 3 de la mañana y llegaron a su hora a entrenar, los ha metido en un lío.