Su obsesión está clara: la Décima...
Mourinho cerró los puños con fuerza por el impresionante despliegue del Madrid en Cornellà. Se alegraba por los diez jabatos que se vaciaron durante 90 minutos, minimizando la expulsión de Iker, y por la inyección de autoestima que supone para un equipo una victoria así. El Madrid, en actitud y en juego, hizo honor a su historia y el portugués, de paso, a su leyenda. Sus equipos matan o mueren. Mou, sin embargo, es hombre inteligente. La Liga BBVA sólo la puede perder el Barcelona.
El Madrid intentará hacer sus deberes, estar al acecho, dejar sensaciones de equipo grande, pero la prioridad es otra. Mou rota poco y el desgaste de los importantes es mucho. Sabe que el camino más corto para lograr el éxito es en competiciones a doble partido, donde se mueve como pez en el agua. En Copa ya lo demostró dejando en la cuneta al campeón y al subcampeón, Sevilla y Atlético. Mourinho sabe donde se cruzan su historia y la del Real Madrid. Que nadie se equivoque. Su obsesión es la Décima. Su viaje a Lyon lo dice todo.