Vuelta del equipo a las andadas
El partido que el Sporting jugó en San Mamés volvió a poner en evidencia el estilo defensivo de los gijoneses. Desde que se puso en práctica el trivote, el equipo de Preciado había ganado en seguridad. En el campo bilbaíno, incluso se había potenciado más la defensa, al conocer el estilo del Athletic. El rival también demostró conocer, sin dejar ningún cabo suelto, la forma de defender de los sportinguistas. Desde el minuto cero, el balón empezó a moverse en el área gijonesa a modo de acoso, hasta que el encuentro quedó resuelto. Sin embargo, más que fallos en el dispositivo táctico, los errores son individuales y, en este caso, arrastraron al resto del equipo. Gregory dio una muestra de nerviosismo, impropia de un veterano, y Eguren no le fue a la zaga.
Los futbolistas con mayor envergadura se vieron atorados, tal vez por demasiadas indicaciones en las estrategias. A veces parece que se complican las cosas, en lugar de buscar la cara más sencilla del fútbol, que suele ser la más eficiente. El rendimiento defensivo del Sporting no alcanza el aprobado y es la causa de que la clasificación esté complicada. No deberían crear obsesión los dos próximos partidos, porque la mayoría de los que están por la zona baja de la tabla tendrán que vérselas más tarde con el Barcelona y el Valencia. En cualquier caso, encontrar una línea de rendimiento parecido al de la pasada temporada sería lo aconsejable, aunque Gregory y Botía se parecen en poco a los que en la campaña transmitieron una imagen de seguridad.