Órdago muy peligroso de Abel Resino
Lo dicho por Abel en Alcorcón puede tener varias interpretaciones. Sus palabras, durísimas en contra de la capacidad futbolística de la plantilla, no dejan títere con cabeza. En evidencia quedan sus futbolistas, a los que calificó de incapaces para lograr el ascenso a Primera. Seguramente lo que dijo sea verdad en parte, pero un técnico nunca puede arremeter contra su plantilla en público y de esa forma porque tarde o temprano serán esos jugadores los que le pasarán la factura. Abel debía haber añadido, a esas crudas afirmaciones, algo de autocrítica, cosa que no le hemos escuchado desde que llegó a Valladolid. Hay que recordar a Abel que de 18 puntos posibles ha sumado cuatro. Su balance es tan flojo que todo lo que ha dicho en contra de la plantilla puede ser interpretado también como una forma de justificarse y de no reconocer que él llegó aquí para mejorar el rendimiento de esos mismos jugadores y no lo ha conseguido.
Tampoco deja en muy buen lugar a la dirección deportiva ni al club. Si la plantilla no tiene nivel para ascender es porque quien la confeccionó se ha equivocado de manera evidente. Total, que aquí el único que no tiene culpa de nada es Abel, que con lo que hay no puede hacer más. Si así lo estima, lo conveniente es que renuncie al cargo que ostenta. Con Matabuena, Faria y Juanito, más lo que venga, en Villarreal el Valladolid no puede fallar. Abel ya no tendrá excusas. Tiene una semana para plasmar más hechos y menos palabras.