El Barça tiene una Cara A y una Cara B

El Barça tiene una Cara A y una Cara B

Nuestra Liga arrasa en el Balón de Oro, que en esta edición absorbe, en la práctica, el FIFA World Player. Ya no son sólo los votos de los corresponsales de France Football, como antes, sino también los de seleccionadores y capitanes de selección, fórmula esta del FIFA Player. Bueno, pues en este tan especial primer año, España copa en la práctica todos los premios, y particularmente el Barça. Los tres jugadores del podio, más uno de los entrenadores, son del Barça. Y criados en la cantera, además. Dos de ellos han sido campeones de Europa y del Mundo con España, y de todo con el Barça.

Es la Cara A del Barça, ese equipo espléndido, ejemplar en su juego, artístico y demoledor. La semilla la plantó Cruyff, trayendo a orillas del Mediterráneo el 'modelo Ajax', que aquí se desarrolló más. Hablo del Cruyff entrenador, el del 'dream team', el que sentó los principios de esta cantera. Luego, el club ha sabido alimentar y cuidar el sistema, un trabajo constante, humilde, lleno de devoción. Ese tipo de trabajo que llevan a cabo personajes anónimos, que sólo los iniciados conocen. No se dan a ver, pero su tarea merece una estatua al 'hombre de club desconocido' porque produce esos frutos.

Eso hace más desagradable aún la Cara B del Barça, la que vimos el otro día, con el capricho de no coger el tren, la apelación a Jorge Pérez, que les hizo de mayordomo, la rectificación tardía, la culpabilización a la Federación y a AENA, las lamentaciones politiqueras de Guardiola tras el partido, el papelón de Rosell, escondido tras un escrito menor. Ese Barça que se recuesta en el villarato desmerece de ese otro que se baja a toda prisa del autobús para componer la misma sinfonía de cada tarde, de cada noche. Ese Barça que hace un fútbol propio del Paraíso, gracias a esos tres genios y a otros más.