El mal gusto se critica, no se sanciona

Al final, la UEFA abre expediente a Mourinho y a los cuatro jugadores del vodevil de Amsterdam. Esto me lo temí desde el primer día (ya lo comenté en El Larguero la misma noche) pero me parece desproporcionado. Fue una gambada, lo pasé mal viéndolo, pero sin tanta aparatosidad y sin ser televisado en directo, es decir, en lo esencial, esto es una práctica muy corriente. Y muy rara vez se ha sancionado, aunque sí se ha dado algún caso. La UEFA no se preocupa de que esto ocurra, pero quiere que no se note. Piensa aquello de que, al menos, la hipocresía es un homenaje que el vicio hace a la virtud.

Por lo menos, molestarse en disimularlo, pues. Lo malo de aquello es que fue una chapuza, además de una improvisación. Pero a eso hay que añadirle lo que comentaba ayer: al Madrid se le pide más, se le exige más, se espera de él una ejemplaridad que a otros no se les pide. Porque ha sido el mejor club del Siglo XX, porque predicó con el ejemplo unos valores que le ganaron máximo reconocimiento. Ahora vive una contradicción: tiene al mejor entrenador que podía soñar, pero cada vez que se mueve o habla sube el pan. Y hay mucha gente esperándoles, a él y al club, para caer sobre sus cabezas.

Todo esto, en vísperas del Clásico, que el Barcelona desea, me consta, lo más pacífico posible. El lindo juego del Barça es más difícil de hilar entre la tensión de un partido jugado en atmósfera alterada. El Madrid parece más hecho a ello, si pensamos, por ejemplo, en cómo navegó en la tormenta de Gijón. Además, pasado el tiempo, la sociedad culé ha interiorizado como un bochorno aquellas noches de Figo, la de los corners no sacados y la del cochinillo. Guardiola intentará enfriar el ambiente. A ver si hay suerte y Mourinho le secunda en esto, porque su imagen y la del Madrid también están sufriendo.