Al Madrid se le exige más que a nadie

El Barça se quedó en tres, pero a cambio retiró a Piqué discretamente, y eso que se encontraba en la misma situación que Sergio y Xabi. Pero también dio una exhibición, como la dio el Valencia, que barrió al Bursaspor. Han sido trece goles en tres partidos, algo que confirma que nuestro fútbol asusta en Europa. Llama particularmente la atención el Valencia, puesto que a los otros dos los consideramos fuera de órbita. El Valencia fue tercero en la Liga y tuvo que vender a Villa al Barça y a Silva al City para subsistir. Pues con todo y eso, ahí está, en cuartos, y permitiéndose vicios como el de anoche.

Por cierto, Villa lleva en el Barça los mismo goles que Raúl en el Schalke, así son las cosas. No deja de ser una rareza, pero vale la pena consignarlo. Son los guiños que nos deja el fútbol, siempre travieso: en dos partidos fuera de casa el Barça ha hecho trece goles, pero ninguno su delantero centro, al que incluso el meta almeriense, Alves, animaba a marcar el otro día, raro gesto que captó Canal +. El que sí marca es Messi, en lo que constituye un tremendo mano a mano con Cristiano. Entre las muchas cosas tremendas del tremendo Clásico que nos espera, la más tremenda es el duelo entre ellos dos.

Mientras esperamos el Clásico, la UEFA decide estudiar si merece castigo lo de las rojas de Ámsterdam. Me parecería un error. Criticable, sí, sancionable, no. Esto se ha hecho mucho y una cosa es que ayer resultara estrepitoso por el buen ojo del realizador de TVE y otra que se le trate al Madrid con un rasero tan distinto al del resto. Cosa que, por cierto, es costumbre establecida desde hace años, aquí y fuera. Aún recuerdo la polvareda que se armó por un gol de Raúl con la mano. Esa exigencia de ejemplaridad hacia el Madrid es en el fondo un halago, pero no deja de producir situaciones injustas.