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Demuestra tener mano izquierda

El mundo del deporte está lleno de intangibles que a la larga ayudan o pasan factura. Me gustó el detalle que tuvo ayer Antonio Gómez con la prensa de querer compartir un aperitivo a la conclusión del entrenamiento. ¿El objetivo? Seguro que querer acercar posturas y, sobre todo, tratar de dejar claro que lo que sonó algo fuerte y a destiempo el pasado domingo tras la victoria ante Las Palmas, no era más que una forma de querer aglutinar a todos en el fin común, el del ascenso a Primera. El problema es que las declaraciones de Gómez sonaron en un tono algo 'chulesco' y excesivamente crítico. Seguramente haya sido más el ruido que las nueces y la toma de contacto de ayer vale para decirse las cosas claras, cara a cara y sin mala intención.

Ni a Gómez ni a los medios nos cabe duda de lo que todos queremos. El entrenador se juega su consolidación y para él lograr el ascenso sería dar un paso de gigante en su trayectoria profesional. Todos estamos de acuerdo en eso. Pero Gómez sabe también que la prensa quiere que el Valladolid esté en Primera. Y lo quiere por egoísmo y porque entre los periodistas también hay grandes aficionados al Valladolid. Por eso me parece una excelente idea la suya, de agradecer por nuestra parte, querer limar las mínimas aristas que sus declaraciones pudieran haber producido. Es un signo de inteligencia y de humildad a la vez. De normalidad. La prensa seguirá criticando, de forma constructiva, y debería pagar el siguiente almuerzo. Sería una buena señal.