Arrastrados por la inercia de la Liga dual del año pasado (la de los casi cien puntos de los dos grandes) nos olvidamos del líder, el Valencia. Más de uno me lo había dicho, ahora lo recuerda Cristiano: "El enemigo no es sólo el Barça. ¡Ojo al Valencia!". Sobre ese Valencia líder hablamos todos poco. ¿Es que no nos lo creemos? Tiene un entrenador que hasta ahora ha acertado siempre (Lorca, Almería, Valencia...) y aunque vendió esta temporada a Villa y Silva conserva delanteros tremendos: Joaquín, Pablo Hernández, Soldado, Adúriz, Vicente, Mata, Jordi Alba... Y su viejo buen funcionamiento. Y a César, que es mejor cada año.

Caso raro el del Valencia, un club atormentado por un pasado próximo muy turbulento, cuando se convirtió en el regalo de un señor muy rico a un hijo poco esclarecido. ¡Ay si le hubiera regalado una bicicleta, como tantos buenos padres! Pero en lugar de eso le regaló un club centenario, en puridad un bien de Estado, y el destrozo que provocó fue tremendo. Hasta saltó fuera Albelda, que, este sí, viene a ser el murciélago del escudo. Pero toda la sociedad valenciana reaccionó, agrupada tras la sobria gestión de Manuel Llorente, y el club va saliendo. Fue tercero, vendió a Villa al Barça y aún así ahora es primero. Próxima parada, Camp Nou. Tremendo.

De modo que no son sólo el Madrid y el Barça. Empuja el Valencia. Empuja el Villarreal (sorprendente el mérito de este club, nacido en un pequeño enclave de nuestra feliz costa mediterránea donde un grupo de gente lista y voluntariosa lleva años trabajando bien), tercero y con cinco jugadores en la lista de Del Bosque. Se restablece el Sevilla, se agazapa el Atlético, esperando el regreso de Agüero. Madrid y Barça buscan complicidades en la LFP para seguir teniendo más ingresos de televisión que nadie, pero nada les asegura el poder. Hay una rebelión en marcha. La anuncia Cristiano y la lidera el Valencia, que se siente seguro.