Mourinho, Capello y la Biblia en verso

"Jesús nuestro Dios nació en un pesebre, donde menos se espera salta la liebre". Así empezaba la Biblia en verso. Lo recordé ayer al ver la sorprendente victoria en el Camp Nou del Hércules, que camufló sus aviesas intenciones bajo el uniforme infantil de abeja Maya. Guardiola 'delbosqueó' un poquito con su alineación inicial, sin Xavi, sin Alves, sin Pedro, sin Milito, sin Puyol, que aún anda averiado. La consecuencia fue un mal primer tiempo, que luego quiso enmendar metiendo a casi todos los mejores, pero para entonces ya se habían crecido el Hércules en general y Calatayud en particular. Final, cero a dos.

Pensé lo mismo que en el caso de España, de las dos españas, la de fútbol y baloncesto. El Barça es buenísimo, pero no le sobra tantísimo. Es verdad que hay viajes, 'jet lags' y que conviene rotar, pero algunas cosas chirrían. Sin Xavi todo se encoge. Y Abidal de central es una desdicha. Esteban empotró al Hércules en su área, pero supo buscar los caminos de salida con paciencia. No tuvo apenas el balón, pero cuando lo tuvo lo jugó. Pudo encajar goles, desde luego, incluso debió encajarlos, pero hizo dos y estuvo dos veces muy cerca del tercero. Y consiguió, en fin, que las mocitas madrileñas fuesen alegres y risueñas a ver a su Madrid.

Allí, es verdad, el humor se les agrió un poco en la primera parte, un feroz tostón. Luego Özil puso cierto encanto y Carvalho fue el goleador sorpresa. Así que el Madrid ganó y Mourinho puede presumir de rentabilidad: un gol, cuatro puntos. Pero de momento nos aburrimos, hay que decirlo alto y claro. Recuerda demasiado a Capello; y Carvalho, con sus fallos atrás, a Cannavaro; y Khedira, con su trote soso, a Emerson. A cambio, sí, tenemos a Özil, que hace de Guti, y alguna cara nueva como Pedro León, al que la gente quiere aplaudir. Pero se espera más. Capello estuvo dos veces, ganó sendas ligas y tuvo que marcharse. Ojo al dato.