Perdimos una ocasión de oro
Uno mira las semifinales y le golpea la sensación de que España ha perdido una ocasión de oro, una de esas que se presentan cada 30 años. Porque no nos engañemos, incluso sin Gasol y sin Calderón, la Selección tenía equipo para pelear por la final. Sólo EE UU llega con el cartel de fuera de categoría. Uno por uno, sus doce jugadores son superiores a los nuestros, 11 a 1 si me aprietan. La única duda era si los USA boys responderían como equipo. Lo han hecho, y con una mentalidad inmejorable. Así, quien aspire a tumbarles debe presentar un bloque de talento y altura (Serbia, quizá Turquía), y responder a una triple exigencia: concentración plena para compensar su velocidad de manos; valentía para romper la primera línea defensiva e inteligencia para jugar siempre a lo que conviene.
Es difícil que alguien cumpla cada requisito, pero EE UU también puede dar un paso atrás bajo presión. España lo dio por otro motivo. Más allá de debates estériles sobre la última jugada con Serbia (siempre me la jugaría a que el rival tire de 9,5 metros), el problema estuvo en todo lo anterior. La defensa fue indigna y faltaron referentes. A Ricky y Marc se les daba por seguros y nos equivocamos.