Mejor no depender de los milagros
En los últimos años, el Sporting acudía a su tradicional cita con la Santina para rogar por el regreso, primero, y por la permanencia, después, tras una racha llena de incertidumbre. Ahora toca más dar las gracias por la permanencia en la Liga de los Ases, si bien el cuadro técnico y los componentes de la plantilla deben poner algo de su parte para no tener que pedir milagros allá por mayo, antes de acudir a la cita de Covadonga. Ya hubo dos, después de la derrota de Castellón en 2008, en la jornada previa al ascenso, y con el triunfo en Zorrilla en 2009, en el partido anterior al triunfo de la permanencia sobre el Recreativo. Ambas sí que fueron situaciones milagrosas, que difícilmente podrán repetirse con un final tan feliz.
Aestas alturas de la competición, pese a ser el colista, se piensa más en acabar bien la Liga, con una trayectoria desahogada. Se aprecia en el entonro y también en el seno del club una cierta confianza en que hay equipos peores, más descompensados y descapitalizados deportivamente por problemas financieros. Me parece un error ampararse en lo que puedan hacer mal los rivales, cuando la primera premisa es no tener que depender de nadie. Aparentemente, este Sporting tiene potencial para luchar por ello, aunque podrá lograrse sólo si el equipo cambia la imagen del Calderón, con tantos regalos y donde sólo jugó un cuarto de hora. Es la única forma de no tener que depender de milagros.