Vicente del Bosque se merece un desagravio
El agravio. Salió de su casa de la peor manera posible. Dos Copas de Europa después, había ganado una Liga. El Madrid pensó que no era el técnico adecuado y no le renovó el contrato que fi nalizaba (para que nadie pudiese decir que le echaron). Se le cambió por Carlos Queiroz. La decisión se justifi có de la peor manera posible, utilizando el desprestigio.
Lo había dado todo. Para alguien que conocía todos los recovecos de la casa, que era capaz de llamar a todos los niños de la cantera por su nombre (algo que aprendió de Santiago Bernabéu), que asumió la responsabilidad del primer equipo (al mejor estilo del maestro Luis Molowny) cada vez que se lo pidieron, fue un golpe injusto y demoledor.
Tardó en volver. Tardó muchísimo en volver al Santiago Bernabéu, ya cumpliendo sus obligaciones como seleccionador. Ahora, el técnico de todos los españoles, ha sido pieza básica en el mayor hito de la historia de nuestro fútbol, curiosamente con Fernando Hierro, otro madridista ilustre que se fue mal, en el puesto de director deportivo.
La gran ocasión. Seguro que el Real Madrid tiene un reconocimiento público para Iker, para Sergio Ramos, para Álvaro Arbeloa, para Xabi Alonso y ésa o cualquier otra parece una ocasión única para reconocer que se fue injusto con Vicente del Bosque, para brindar un homenaje merecidísimo a un madridista de corazón. Aunque huya de todos los reconocimientos públicos, al Real Madrid nunca le ha dicho que no.