España por fin tiene estilo. Que nos dure

España por fin tiene estilo. Que nos dure

"España deberá elegir algún día si quiere ser toro o quiere ser torero", me dijo hace ya tiempo Menotti. Hablábamos de la falta de estilo de la Selección Española, en contraste con tantos otros países de tradición futbolera. Ya saben de qué les hablo: Inglaterra, Argentina, Brasil, Alemania... Países en los que, mundial tras mundial, con jugadores mejores o peores, con títulos o con decepciones, reconocíamos una manera de interpretar el fútbol. Casi se podía decir, exagerando muy poco, que aun disfrazados con otras camisetas hubiéramos identificado a cualquiera de esos equipos en cualquier momento de la historia.

España, no. España jugaba a lo que se le ocurriera al seleccionador de turno. No había un estilo, fruto quizá del mestizaje futbolístico de nuestros clubes, importadores de dos mundos, que recibían lo mismo alemanes que argentinos, húngaros que paraguayos, marroquíes que yugoslavos. España daba buenos jugadores en proporción razonable, pero no había un estilo ¿Es eso importante? En realidad sí, porque en periodos malos, de falta de confianza, de menos calidad, hay algo en lo que refugiarse. Todo sale mejor si se parte de un acuerdo común, en el que han crecido los jugadores, con el que se han acostumbrado a jugar.

Ahora lo tenemos. Y, dando respuesta a Menotti, hemos decidido ser toreros, con la paradoja de que el estilo nos viene de un rincón de España en el que se discuten los toros. La semilla la plantó dejó Cruyff y se ha desarrollado con los años, hasta dar en este gran Barça y en esta gran Selección en la que a Luis se le debe el atrevimiento de trasplantar ese modelo blaugrana al equipo de todos. Mi ilusión ahora es que este estilo prospere, más allá de la duración de las carreras de sus intérpretes actuales. Que sigamos cultivando, y en más lugares, xavis, iniestas, silvas, cescs... Porque, puestos a tener un estilo, éste es el mejor.