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Sneijder y Robben, los que no valían para el Madrid

Supongo que ya nadie tendrá ninguna duda. Sneijder y Robben son dos fueras de serie, cada uno en su estilo, jugadores destacadísimos en el Mundial y firmes candidatos al Balón de Oro. Futbolistas modernos, imaginativos, trabajadores, con un primoroso golpeo. En el Madrid se deben estar tirando de los pelos. Cuando Pellegrini pidió que no se fichase a Benzema para que se quedase alguno de los dos, como reconocía públicamente el chileno, sabía lo que quería. No todo fue culpa de Pellegrini, por si alguien lo dudaba. Wesley, ya nadie le llama whisky, es seguramente el mejor jugador de Europa en su puesto, artífice de la sonada victoria de Holanda ante Brasil y un futbolista que se crece en las grandes citas. Lo ha demostrado en el triplete del Inter (le pueden preguntar a Mou) y en la enorme jerarquía que está demostrando en Sudáfrica. Cuanto más grande es el partido, mejor es Sneijder. Es cierto que en el Madrid no tuvo un comportamiento profesional, tras un problema personal. Pero algunos, con la misma actitud, han estado muchos años.

Robben, ya nadie le llama el cojo, es otra cosa. Es Garrincha disfrazado de holandés. De Garrincha se decía que todo el mundo sabía el regate que te iba a hacer, pero nadie era capaz de pararlo. Con Arjen pasa lo mismo. Se echa el equipo a su espalda y hace temblar a las defensas rivales. Pocas veces un jugador tuvo tanta capacidad intimidatoria ante una defensa brasileña. Le pusimos la etiqueta de frágil cuando fue el noveno jugador de la plantilla del Madrid que más minutos jugó en su ultimo año. Más que Pepe y que Heinze. Eso son números. Si no los hubiesen fichado Mijatovic y Bucero, ahora el Madrid de Florentino estaría dispuesto a pagar una fortuna por ellos. Parece que esta generación de holandeses era la buena. Algunos no lo supieron ver.