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El Consejo escucha a Preciado

Por tradición, la denominada escuela de fútbol de Mareo, además de ser vivero de jugadores, también lo era de técnicos. En raras excepciones se ficharon entrenadores foráneos para hacer unas labores de segundo orden, salvo que se admitiera en el momento del fichaje, como pasó con Floro, De Mos o Cantatore. Con su etapa empezada, Braojos pidió al ruso Moj, quien hizo una labor como la que podían haber desarrollado muchos técnicos de la tierra, que tienen ardientes deseos de tener una oportunidad para colaborar en el que consideran su club. Los Luisín Menéndez, Tati Valdés, Redondo o Vidales son ejemplos de eficiencia y fidelidad.

Ahora se incorpora el valenciano Josep Alcácer, con un historial académico brillante, para hacer una labor de ojeador de los rivales. Llega como experto en planificación táctica, lo que debería ser parcela personal de Preciado, quien tiene gente de confianza en el cuadro técnico, como Iñaki Tejada, quien ya atesora una experiencia de siete temporadas como auxiliar en el primer equipo; Gerardo Ruiz, catedrático en preparación física, que consensúa con el míster cántabro toda la planificación física, e Isidro Fernández, a quien se le limita la preparación de los porteros. Los tres son gentes de plena confianza. Si lo que fallaba hasta ahora era la confección de informes, ir hasta Valencia a buscar un técnico que cubra esta parcela no tiene explicaciones congruentes, salvo la de acceder a un deseo de Preciado, quien no tiene motivos para quejarse.