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La F-1 necesita estabilidad reglamentaria

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Últimamente me pasa demasiado a menudo. Ocurre algo en una carrera de Fórmula 1 y no tengo muy claro qué pensar... Por supuesto que no conozco al detalle el extensísimo reglamento de los grandes premios, pero es que ahora dudo hasta de cosas básicas. Pero lo más preocupante es que tengo la impresión de que los pilotos y los equipos se enfrentan a la misma incertidumbre. Lo volvimos a ver este mismo domingo, cuando Mercedes echó a perder la carrera de Schumacher (le dejó sin puntos) por una interpretación errónea de la normativa del coche de seguridad. Mientras que para Ross Brawn era una oportunidad para intentar adelantar a Alonso, para Ferrari resultaba obvio que no le podía permitir a su piloto hacer lo propio con Hamilton. Al final, por suerte, eran los italianos los que tenían razón, aunque me dio la impresión de que hasta Fernando titubeó y por eso intentó defender su posición... por si las moscas.

Y es que la Fórmula 1 necesita de una estabilidad reglamentaria de la que ha carecido desde hace mucho tiempo. No sólo se cambian los criterios técnicos a aplicar en los coches (lo que ya supone un galimatías para todos), sino también aspectos más evidentes y apreciables por todos como son los fundamentos deportivos: el desarrollo de la calificación, el procedimiento del coche de seguridad, el sistema de puntuación, los repostajes... y tantos otros apartados que nos sumergen en un mar de dudas. Todo esto es tremendamente negativo para el seguimiento de la competición, para su comprensión y análisis. Imagínense si cada año en el fútbol se variasen los criterios para pitar un fuera de juego o señalar un penalti. Nadie sabría qué ha ocurrido, si el jugador tiene razón o el árbitro es un incompetente, no habría debate, ni polémica, sólo confusión y despiste generalizado. Espero que algún día Jean Todt, desde su nueva responsabilidad en la FIA, tome nota del caos al que nos someten y apueste por una coherencia de la que ahora se carece.