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Riesgo de quemaduras

La actuación del Sporting ante el Valladolid fue una prolongación de la imagen que el equipo de Preciado dio en las confrontaciones anteriores, en las que perdió la posibilidad de haber sumado los puntos para estar ya liberados de cualquier peligro. Hubiera sido conveniente, porque el calendario que queda, con tres salidas en cuatro partidos, ante dos rivales en peor situación y otro que lucha por meterse en Europa, resulta complicado. Parece que el único rival accesible será el Atlético, pero por aquello de que tendrá una final tras visitar El Molinón, o Europa League o de Copa del Rey, que, en buena lógica, le quitará concentración.

El Sporting entró en una dinámica peligrosa, similar a la del año pasado, en la que fue preciso hacer pleno en los tres últimos encuentros, después de haber desaprovechado una buena ventaja. Es complicado de entender la trayectoria de un equipo que fue capaz de plantarle cara a los grandes y de rayar el ridículo ante los más flojos. Pero parece que hay más preocupación fuera que dentro, donde se piensa que hasta los 37 puntos pueden servir. Esa confianza es digna de mención y de alabanza, aunque desde fuera parece que se está jugando con fuego. En estos casos, hay riesgo de quemarse.